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El cáncer infantil es una enfermedad que cualquier niña o niño puede desarrollar. Se origina cuando las células del cuerpo se dividen de forma anormal y continúan su reproducción desordenadamente, afectando cualquier parte del cuerpo.

Este padecimiento no se puede predecir, pero si se puede curar. ¡Todo depende del diagnóstico oportuno, los cuidados adecuados y la #ActitudNoMeRindo de los pequeños!

Para una detección oportuna, es fundamental que los padres lleven a sus hijos a visitas rutinarias, y cualquier anomalía en el crecimiento y desarrollo de los pequeños.

Ante cualquier sospecha de presentar cáncer, el niño o la niña debe ser llevado a una institución especializada, para evitar diagnóstico tardío.

Existen médicos especialistas en cáncer infantil, los oncólogos pediatras, quienes están capacitados para el tratamiento, seguimiento y complicaciones de la enfermedad.

Cáncer en México

En México, cada 4 horas fallece una niña o niño por cáncer, siendo la segunda causa de muerte en niños de 5 a 14 años (sólo superada por accidentes). De acuerdo con la Secretaría de Salud, cada año 7 mil niños menores de 18 años enferman de algún tipo de cáncer. El 10 por ciento va a requerir un Trasplante de Médula Ósea como única esperanza de vida. De estos pequeños y pequeñas, sólo el 30 por ciento contará con un donador compatible en su familia, el resto necesitará encontrar a un donador que no sea de su familia, pero que está dispuesto a ayudar.

Su diagnóstico y tratamiento tiene un gran impacto físico, social, psicológico y económico, tanto para el paciente como para sus familiares

Factores de riesgo

Algunos factores pueden aumentar el riesgo de contraer cáncer, como la exposición a radiaciones y algunos agentes químicos como asbesto y arsénico. También algunas enfermedades hereditarias como el Síndrome de Li Fraumeni, Síndrome de Werner y Neurofibromatosis. 

Síntomas

Algunos de los síntomas del cáncer infantil son: fiebre sin causa aparente, pérdida de peso, sudoración excesiva, dolor abdominal, bolitas en el cuello, axilas e ingle, náuseas, vómito, petequias y moretones. Aunque son síntomas comunes, varios de ellos pueden ser indicadores de la enfermedad.